Tarta fría de yogur
- Fácil
- 30 min
- Kcal 429
Pueda parecer casi magia, pero el yogur casero se basa en uno de los procesos más utilizados en la cocina: la fermentación. No estamos aquí para una lección de química, pero al igual que con los productos fermentados, la transformación será evidente. Para preparar el yogur solo se necesitan dos ingredientes y un poco de técnica... con el tiempo lograrás personalizar el yogur según tus gustos. Si eres amante de los yogures cremosos, por ejemplo, te recomendamos elegir leche entera, ya que cuanto más grasa tenga la leche, más denso será el resultado final. La temperatura también es muy importante: la fermentación, de hecho, depende mucho de ella. Para obtener un yogur ácido en su punto justo, la temperatura debería ser siempre constante, pero no es fácil, por lo que según la temperatura exterior tendrás que aprender a reducir los tiempos de fermentación si hace mucho calor, y a prolongarlos si la temperatura es muy baja. Una vez que obtengas la base perfecta, podrás aromatizarla de muchas maneras para tener siempre un yogur diferente para el desayuno o la merienda. En el cuadro al final de la receta encontrarás todos los consejos para enriquecer el yogur con fruta fresca, café o cacao, o transformarlo en delicioso yogur griego. ¡Solo te queda ponerte manos a la obra para preparar tu yogur casero con nuestra receta!
Podrás disfrutarlo al natural, enriquecerlo con frutos secos y cereales o usarlo para preparar muchas recetas en la cocina:
¡Descubre también cómo hacer kéfir en casa!
Para preparar el yogur casero, vierte la leche en una cacerola 1 y caliéntala hasta alcanzar una temperatura de 45° 2. Mientras tanto, vierte el yogur griego en un bol, preferiblemente a temperatura ambiente, y en cuanto la leche esté a temperatura, vierte un poco en el yogur 3.
Mezcla bien con una batidora para disolver los grumos 4. Vierte la mezcla en la leche al fuego y luego transfiere todo casi de inmediato a un tarro con tapa o a un bol grande, preferiblemente a temperatura ambiente. Cubre con film transparente si usas un bol.
Cubre todo con un paño de cocina (afianzando el bol con una goma elástica o simplemente envolviendo si usas un tarro) 7. Cubre todo con una manta de lana: esto ayuda a mantener la temperatura constante y, en consecuencia, a favorecer la fermentación del yogur. Ponlo en el horno apagado o en un lugar protegido de las corrientes, asegurándote de que la temperatura esté entre 25 y 35 grados y no baje nunca de 25. Espera 10-12 horas sin mover en absoluto el bol o el tarro, luego transfiere el yogur al frigorífico. Esta operación es muy importante porque ayuda a espesar el yogur y enfriarlo. Déjalo en el frigorífico durante al menos 4-5 horas. Descubre el yogur 8 y sírvelo 9. ¡Puedes reservar 125 g de este yogur para preparar otro!
Limpia las fresas y córtalas en cubos. Necesitarás 50 g para aromatizar 200 g de yogur. Vierte las fresas en el recipiente de una batidora 20 y tritúralas hasta obtener un puré 11. Vierte el yogur en un bol pequeño, añade el puré de fresas 12
y mezcla con una cuchara 13 hasta obtener un color uniforme 14. El yogur de fresa está listo para servir 15.