Masa para pizza

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PRESENTACIÓN

Esponjosa con la corteza o cornicione (como lo llaman en Nápoles) hinchado. Baja y crujiente, alta y suave: la pizza tiene muchas caras, hoy os mostramos la más clásica, común y perfecta para hacer en casa en pocas horas. La masa para pizza que os proponemos, de hecho, sube durante unas 6 horas: podréis organizaros para prepararla en el día y disfrutarla por la noche con los ingredientes que más os gusten. Una receta básica simple para una pizza casera que se prepara con pocos ingredientes y luego se adorna como mejor se crea, tal vez dándole una forma inusual, como nuestra esponjosa rosca de pizza. ¿Estáis listos para poner las manos en la masa? ¡Hoy descubrimos todos los secretos para preparar la masa para pizza, perfecta también para preparar una deliciosa pizza rústica!

Si sois amantes de la pizza, probad estas recetas:

  • Pizza margarita
  • Pizza margarita sencilla
  • Pizza de larga fermentación
  • Pizza con masa madre
  • Pizza en bandeja alta y esponjosa
  • Pizza napolitana
  • Pizza en sartén
  • Tiras de pizza fritas

 

INGREDIENTES
Ingredientes (para 3 pizzas de 28 cm de diámetro)
Harina Manitoba 200 g
Harina 00 300 g
Agua 300 ml - a temperatura ambiente
Sal fina 10 g -
Levadura fresca de cerveza 4 g - (o 1,5 si es seco)

Preparación

Para preparar la masa para la pizza, hemos decidido amasarlo todo a mano, pero si preferís utilizar la amasadora, podréis seguir el mismo procedimiento, usando el gancho a velocidad media baja. Primero, verted las dos harinas en un bol 1, desmenuzad la levadura dentro 2 y verted un poco de la cantidad de agua 3. La temperatura ideal del agua es de 25°. 

Mezclad con una cuchara de madera 4 y agregad el agua lentamente 5. Continuad siempre mezclando y cuando hayáis añadido aproximadamente la mitad del agua, podréis añadir también la sal 6.

Luego unid el agua restante, siempre lentamente, hasta obtener una masa homogénea; ayudáos con las manos para trabajarla mejor 7. Finalmente, transferid la masa a la superficie de trabajo y trabajadla con las manos 8 hasta que esté lisa y homogénea 9

Una vez obtenida una masa lisa, dejadla reposar en la superficie de trabajo durante unos diez minutos cubriéndola con el bol 10. Una vez reposada, dadle un pequeño doblez: imaginad que la esfera está dividida en 4 partes, tomad el extremo de cada una, estiradlo suavemente y dobladlo hacia el centro 11. Luego dadle un doblez a la masa 12

Dadle la vuelta sobre sí misma 13, formad una esfera 14. Transferid la masa formada así en un bol, cubridla con film transparente 15 y dejad que suba. Para mayor comodidad, podéis poner el bol en el horno apagado pero con la luz encendida, así el interior alcanzará una temperatura de 26-28°, ideal para la fermentación; alternativamente, también podéis dejar el bol en un lugar cálido. Los tiempos son aproximados porque cada masa, la temperatura y las condiciones meteorológicas influyen en la fermentación: en promedio, la masa debería tardar 6 horas en duplicar su volumen. 

Pasado el tiempo de fermentación, la masa estará hinchada 16, así que transferidla a la superficie de trabajo y divididla con una rasqueta en 3 piezas de 265 g 17. Si es necesario, podéis enharinar ligeramente la superficie de trabajo. Ahora tomad cada porción y como antes, levantad un extremo de la masa 18 y llevadlo hacia el interior. 

Repetid lo mismo para los otros 3 extremos de la masa 19. Luego alargad la masa doblándola sobre sí misma 20 y proceded con la técnica de boleo: bolear la masa significa hacerla girar con las manos sobre la superficie de trabajo llevándola hacia vosotros y luego alejándola repetidamente hasta obtener una esfera lisa y regular 21

Transferid los bollos a una caja para pizza previamente engrasada 22, cubrid con la tapa 23 y dejadlos reposar otros 30 minutos 24, antes de estirar la masa para la pizza y condimentarla a vuestro gusto!

Conservación

Una vez que la masa haya subido, debe cocerse. Si preferís conservarla, se puede reducir la cantidad de levadura, cubrir el bol con film transparente y dejarla reposar en el frigorífico durante 8-12 horas. Pasado el tiempo, será suficiente dejar que la masa vuelva a temperatura ambiente y luego continuar según la receta.

La masa para pizza una vez fermentada también puede congelarse, mejor si ya está dividida en porciones, y conservarse en una bolsa para congelar. Posteriormente, será suficiente dejar descongelar la porción a temperatura ambiente y continuar según la receta.

Si preferís, también podéis congelar la pizza semi cocida: será suficiente hacer una cocción a medias, dejarla enfriar y finalmente congelarla envuelta en film transparente; posteriormente, será suficiente cocerla, aún congelada, a una temperatura un poco más baja.

Alguna información antes de empezar

Nuestra masa para pizza en jerga se dice que está cortada. Significa que hay dos tipos de harinas, la 00 y la manitoba. Lo que significa que el bajo valor proteico de una y el alto valor de la otra crearán un valor perfecto para la pizza, que está entre W260 y W300.

La letra W es un indicador del porcentaje de proteínas presentes en la harina. Un valor bajo corresponde a una harina débil, generalmente las más indicadas para repostería. Un valor alto favorece las masas fermentadas porque es más rica en gluten. ¿Qué es el gluten? En resumen, es una proteína que se desarrolla al amasar agua y harina y tiene propiedades elásticas.

Si preferís agregar aceite a la masa, dejad todo igual y añadid 35 g de aceite durante el amasado.

CONSEJOS SOBRE LA COCCIÓN

Podéis cocer las pizzas individualmente. 
En este caso, después de estirar la primera pizza, podéis hornearla a 250°C durante 6 minutos solo con un poco de aceite. Pasados los 6 minutos, sacadla del horno, condimentadla y cocedla otros 6 minutos. Siempre recomendamos el uso de una piedra refractaria.

Si en cambio preferís hacer una pizza en bandeja. Con estas cantidades podéis hacer una pizza en bandeja grande de 30x40 cm. En este caso, no tendréis que hacer 3 bollos, sino uno solo. Recomendamos cocerla a 250°C durante 25-30 minutos.

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Consejos para sustituir las harinas

Todas las harinas absorben de manera diferente, por lo que cambiar la mezcla propuesta o usar harinas diferentes implica tener que ajustarse de manera distinta con los líquidos de la receta, además variará necesariamente el resultado final. Si queréis hacer cambios a la receta, la única solución es: probar, para encontrar la mezcla ganadora!

 

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Para la traducción de algunos textos, se pueden haber utilizado herramientas de inteligencia artificial.